Tras la incautación del petrolero por parte de Estados Unidos han disminuido los envíos desde Venezuela generando nuevas tensiones en el comercio del crudo.
No obstante, operadores y analistas están de acuerdo en que el mercado chino, principal destino del petróleo proveniente de Venezuela, enfrenta un riesgo reducido a corto plazo. Esto se debe a una combinación de altos niveles de inventarios, una amplia oferta alternativa y una demanda interna moderada.
Previo a la confiscación, Venezuela incrementó sus exportaciones hacia Asia en previsión de potenciales sanciones adicionales. Este adelanto en el flujo, junto con el constante arribo de cargamentos rusos e iraníes, ha fortalecido la disponibilidad de suministro para las refinerías independientes chinas, que son los principales compradores del crudo Merey.
Estimaciones de firmas de análisis marítimo apuntan a que las importaciones chinas de Merey podrían superar los 600.000 barriles diarios en diciembre, un volumen que, de confirmarse, marcaría un récord mensual. Parte de esos cargamentos permanece almacenado en buques a la espera de compradores, reflejo de un mercado que opera con holgura. El almacenamiento flotante en Asia ha aumentado de forma significativa desde septiembre, reforzando la presión a la baja sobre los precios de los crudos más pesados y con mayores descuentos.
Algunas empresas han comenzado a diversificar parcialmente sus compras para mitigar riesgos geopolíticos, pero el ajuste tomará tiempo, según información de AFP.
El impacto completo de la incautación podría comenzar a notarse en febrero, una vez que se hayan agotado los cargamentos enviados previamente a las sanciones. Mientras tanto, la combinación de altos inventarios, una abundante oferta proveniente de productores sancionados y una demanda débil debido a factores estacionales continuará mitigando el efecto para el mayor importador mundial de petróleo. AC
