Al menos 360 personas han muerto tras un terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el sur de Turquía y el norte de Siria en la madrugada del lunes.

Se espera que la cifra de muertos aumente, ya que cientos de personas también resultaron heridas en el seísmo, que derribó edificios y obligó a los equipos de rescate a rebuscar entre montones de escombros en zonas urbanas para encontrar supervivientes o cadáveres.

También se produjeron fuertes réplicas tras el seísmo inicial, que obligaron a muchas personas a abandonar sus hogares y salir al frío tras una noche nevada.

En la ciudad turca de Adana, un residente afirmó que la fuerza del terremoto había derrumbado tres edificios, y declaró a AP que había oído a un superviviente atrapado gritar «Ya no tengo fuerzas» mientras los equipos de rescate intentaban llegar hasta él.

Al otro lado de la frontera, en Siria, el seísmo afectó a una zona controlada por las fuerzas de la oposición que también alberga temporalmente a unos cuatro millones de personas desplazadas por la guerra civil que asola el país.

Muchas de esas personas viven en alojamientos precarios y con una atención sanitaria muy limitada.

«Tememos que los muertos se cuenten por centenares», declaró también a AP un médico de la ciudad de Atmeh, en poder de los rebeldes.

Raed Salah, jefe de los Cascos Blancos -grupo de voluntarios dedicado a la búsqueda y rescate, así como a la evacuación y atención médica de los afectados por la guerra-, dijo que muchos barrios enteros se habían derrumbado por el seísmo.

En Twitter, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, escribió que «se habían enviado inmediatamente equipos de búsqueda y rescate» a las zonas afectadas.

Y añadió: «Esperamos superar juntos esta catástrofe lo antes posible y con los menores daños».

Según la agencia turca de Gestión de Desastres y Emergencias, al menos 76 personas han muerto en el país, y otras 440 han resultado heridas.

Los medios de comunicación estatales sirios informaron de 237 muertos y más de 630 heridos, con al menos 47 muertos en las zonas en poder de los rebeldes contra el gobierno.

También se han producido trastornos generalizados en las carreteras que rodean la zona afectada por el terremoto, con atascos provocados por quienes huyen de la destrucción que dificultan el acceso de los equipos de emergencia a las zonas más afectadas.

Las autoridades han instado a la población a permanecer fuera de las carreteras, y las mezquitas de la zona se han abierto para ofrecer refugio a quienes no pueden regresar a sus hogares pero necesitan resguardarse del frío.

En las zonas de Siria controladas por la oposición, la Defensa Civil Siria describió la situación como «desastrosa», afirmando que muchas personas seguían atrapadas bajo los escombros de los edificios derribados por el seísmo.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, el seísmo se centró a unos 33 kilómetros de la ciudad turca de Gaziantep, en la región de Anatolia.

Se sintió en lugares tan lejanos como la capital egipcia, El Cairo, y muchos residentes de la capital libanesa, Beirut, fueron sacados de sus camas por el temblor de los edificios.

Turquía se asienta sobre varias fallas geológicas y sufre terremotos con frecuencia.

Uno de ellos, en 1999, causó 18.000 muertos.

ENLACE ORIGINAL: Powerful earthquake in Turkey and Syria kills 360 people (unilad.com)

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