El presidente Joe Biden visitó el domingo la frontera entre Estados Unidos y México por primera vez desde que asumió el cargo, abordando uno de los temas con mayor carga política del país mientras se prepara para su reelección.

Acompañado por agentes de la Patrulla Fronteriza, Biden recorrió una sección del muro que divide los dos países, una prioridad emblemática de su predecesor republicano Donald Trump, en un esfuerzo por demostrar que se estaba tomando el asunto en serio.

El jueves, Biden dijo que su administración reforzaría la aplicación de la ley de inmigración bloqueando a los migrantes cubanos, haitianos y nicaragüenses en la frontera, ampliando las nacionalidades de aquellos que pueden ser expulsados de vuelta a México.

Pero eso no ha impresionado a republicanos como el gobernador de Texas, Greg Abbott, que le acusó de no hacer cumplir las leyes de inmigración.

«Usted ha violado su obligación constitucional de defender a los Estados contra la invasión mediante la fiel ejecución de las leyes federales», escribió Abbott, posible candidato presidencial en 2024, en una carta que entregó a Biden a su llegada al estado.

Biden dijo a los periodistas que aún no había leído la carta.

Acompañado por el Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, el presidente también visitó el Puente de las Américas, que une Estados Unidos y México, y vio los equipos que utilizan los agentes fronterizos para detectar drogas ilegales.

Biden espera estrechar las relaciones con los agentes de la Patrulla Fronteriza, algunos de los cuales se han irritado ante el retroceso de las políticas de mano dura de la Casa Blanca.

El objetivo a largo plazo de que el Congreso reforme el deficiente sistema de inmigración estadounidense tiene pocas probabilidades de éxito, dado que los republicanos acaban de asumir el control de la Cámara de Representantes.

Los legisladores de derechas han torpedeado repetidamente las propuestas de reforma de la inmigración estadounidense en las dos últimas décadas.

Biden envió al Congreso un plan de reforma de la inmigración en su primer día en el cargo, hace dos años, pero fracasó debido a la oposición de los republicanos, que también bloquearon su petición de 3.500 millones de dólares para reforzar el control fronterizo.

Los republicanos están impulsando sus propios planes para la frontera tras asegurarse una estrecha mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones de mitad de mandato de 2022.

El representante republicano Jim Jordan dijo a Fox News que Biden debería adoptar las políticas de tolerancia cero aplicadas por Trump, que incluyen separar a los niños de sus padres migrantes.

«Han permitido ahora una situación en la que francamente, ya no tenemos frontera», dijo Jordan.

Mayorkas dijo el domingo que las crisis internacionales y el estancamiento legislativo limitan la capacidad de Biden para reducir el número de migrantes que se abren paso hacia Estados Unidos.

«Estamos tratando con un sistema roto», dijo Mayorkas a los periodistas a bordo del Air Force One de camino a Texas.

El alcalde demócrata de El Paso declaró el estado de emergencia el mes pasado, citando a cientos de migrantes durmiendo en las calles en temperaturas frías y miles siendo aprehendidos cada día.

Las autoridades fronterizas estadounidenses detuvieron a la cifra récord de 2,2 millones de migrantes en la frontera con México en el año fiscal 2022, que terminó en septiembre, aunque esa cifra incluye a personas que intentaron cruzar varias veces.

MARCADAMENTE DIFERENTE

Al mismo tiempo que ampliaba su autoridad para expulsar migrantes, Biden abrió el jueves vías legales y limitadas de entrada al país para cubanos, nicaragüenses y haitianos, permitiendo que hasta 30.000 personas de esos tres países, más Venezuela, entraran en el país por vía aérea cada mes.

Aunque se ha ganado los elogios de algunos grupos industriales estadounidenses desesperados por resolver la acuciante escasez de mano de obra, las medidas de Biden han suscitado las críticas de activistas de derechos humanos y de algunos demócratas que afirman que las nuevas restricciones suponen un retroceso respecto a la promesa electoral del presidente para 2020 de restaurar los derechos históricos de los solicitantes de asilo.

Mayorkas rechazó la idea de que Biden estuviera reviviendo las medidas drásticas de la era Trump.

«No es una prohibición en absoluto», dijo. «Es marcadamente diferente a lo que propuso la administración Trump«.

Sobre el terreno en El Paso, los migrantes recibieron la nueva política con inquietud.

David Guillén, de 43 años, le pidió a Biden que lo perdonara a él y a sus compañeros migrantes venezolanos que ingresaron ilegalmente al país, muchos de los cuales ahora duermen afuera de una iglesia en El Paso, temerosos de ser arrestados y deportados si intentan viajar a otra ciudad.

«Cometimos un error… pero no un mal error. Es sólo que queremos una vida mejor», dijo.

Tras la visita a El Paso, Biden tomó el Air Force One en dirección sur hasta un aeropuerto cercano a Ciudad de México, donde fue recibido por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

Biden, López Obrador y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, celebrarán a partir del lunes una cumbre de tres días sobre energía, cooperación económica, inmigración y narcotráfico, especialmente el fentanilo.

Biden y su homólogo mexicano hablaron brevemente en el aeropuerto, sin hacer declaraciones a la prensa.

Los estadounidenses suspenden a Biden en política de inmigración, según los sondeos.

Un promedio de sondeos recogidos por Real Clear Politics muestra que el 37% del público desaprueba la gestión de Biden en materia de inmigración, una cifra inferior a su índice de aprobación general.

«Fundamentalmente, tenemos que arreglar el sistema», dijo Mayorkas a los periodistas.

ENLACE ORIGINAL: Biden visits U.S.-Mexico border as immigration issue heats up | Reuters

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